Shura &
Monos en Trance – Sonidos de la Tierra (21/11/11)
Ventiladores,
tomacorrientes, placas, cables, conos de parlantes; de ese rejunte está formada
la nave que flota en el arte de tapa de Sonidos de la Tierra, entre asteroides
y mas chatarra. No es casual que la nave esté formada por estos elementos ya
que Los Monos se despojan de tanta electricidad lanzándola al espacio para crear un sonido cálido que
rescata una fuerza natural propulsada por bases percusivas y trances ancestrales
devenidos en canciones.
Como toda
canción esta tiene que perdurar a través de los años para ser reconocida luego
como un objeto de colección o por simple deleite de un melómano compactada en
un disco de vinilo. Jorge Ruchtein, mas conocido como Shura, logra crear canciones
perdurables a fuerza de una poesía elaborada que toca temas como el
existencialismo, el fin del mundo y la eternidad.
En una auto-entrevista
de Alejandro Jodorowsky el mismo se pregunta y responde sobre la angustia que
lleva al miedo diciendo lo siguiente: ¨El hombre actual está angustiado. No sabe a qué le teme. No
se deja hipnotizar por miedo a comportarse de una manera extraña, ni quiere ir
al psiquiatra porque le pueden decir lo que es y él tiene angustia de saber qué
es en realidad. Fromm aconseja transformar esa angustia en miedo. El miedo es
el temor a algo "conocido"¨. En ¨El original¨ con un excelente
párrafo Shura se hace eco de esta reflexión y representa al miedo como un
ataque devenido en trance: ¨Ojos en blanco, trago la espuma, bailo en mi
surmenage, no te asustes es parte del rito: es el pánico que da desatar al
original¨. El original como lo primal, la relación hombre-naturaleza, y sus
miedos expuestos en enfermedades o males crónicos. ¨Detonare mil pestes¨ clama
en ¨Apocalipsis¨, poniéndose en el papel de loco o profeta o ambas a la vez.
Como eje central: el
universo, un disco conceptual; un universo muy particular en donde monos en
trance bailan desaforados para transmitir temas folk con aires pop, donde un
sinte pone su sonido espacial, un bajo transmite sus señales en low mode, una batería
desborda claves de otro mundo, una guitarra eléctrica tira punteos y solos
reverberados y un cantante que rasga sus seis cuerdas criollas dice sus más
sentidas verdades. Sin dudas uno de los discos del año.